Posted on / by admin / in ARTÍCULOS

EL PODER CONTENIDO EN 10 MINUTOS

Hasta hace unos meses, cuando llegaba a una barbería o a una cita médica donde debía esperar un rato y me percataba de que olvidé mi Kindle y no tenía nada valioso que leer, inmediatamente empezaba a escanear nerviosamente el lugar buscando una revista (ojalá National Geographic, Reader´s Digest o alguna de psicología o finanzas). Si no encontraba algo que pudiera nutrir mi cerebro en esos minutos, me frustraba al sentir que perdía el tiempo. Afortunadamente esos tiempos de obsesión pasaron, pero no porque superé mi frustración de no hacer nada sino porque descubrí como acceder a los libros que están en mi Kindle desde mi teléfono… ¡qué alivio!

Pero lo interesante es que, leyendo un poco acá en la sala de espera, otro allá en la caminadora del gimnasio y un rato más en la cama antes de dormirme, termino un libro mediano en menos de 2 semanas.

Y esos espacios de 10 minutos pueden usarse no solo para leer. Puede servirte para hacer una decente rutina de ejercicios al final de un día atareado que te impidió ir al gimnasio, grabar un mensaje de aliento para alguien que sabes que lo necesita, ver un corto video con tu hijo, practicar escalas en tu guitarra, repasar las notas de tu clase, orar, meditar o continuar tu último Sudoku. De hecho, bajo circunstancias idóneas puedes tener un corto pero apasionado receso con tu pareja o tomar una minisiesta que recargue tus energías.

Ahora bien, ¿cuántas pausas de alrededor de 10 o 15 minutos tienes al día? Y ¿cuántas veces “llenas” ese espacio? Digamos que por una extraordinaria razón llegaste 20 minutos más temprano a casa, ¿haces algo alineado con tus prioridades como ir directamente a jugar con tu hijo, te pones los tenis y te vas a correr, o cortas las hojas secas del bonsái que estás cultivando? ¿O es más probable que te distraigas viendo en el teléfono algo irrelevante y que ni siquiera te percates de que perdiste la preciosa oportunidad de crear un tiempo irrepetible?

“Carpe Diem” Horacio, poeta romano

  1. ¿De cuánto tiempo libre dispones cada día en la forma de pausas fraccionadas de 10 o más minutos?
  2. ¿Qué podrías lograr en 3 semanas, 3 meses o 3 años si en vez de no hacer nada (o un poco de todo) durante esas pausas, te enfocaras sostenidamente en algo tan importante que, una vez alcanzado, tu vida sea impactada significativamente?

Imagina tener 60 o 90 minutos al día para invertirlos en lo más relevante, ¿qué harías con ese tiempo? La buena noticia es que ya dispones de ese tiempo solo que no lo estás aprovechando porque viene fraccionado.

Permíteme compartirte algunos principios que me permitieron entre otras cosas, escribir 7 libros mayormente entre los tiempos de espera en aeropuertos, las prácticas deportivas de mis hijos, almuerzos en la oficina y claro, robándole algunas horas al sueño, mientras tenía un trabajo extenuante, seguía estudiando, compartía con mi familia e iba regularmente al gimnasio.

“¡Hay tiempo perdido escondido en todas partes y está esperando a que lo reclames!” Allison Graham

¿CÓMO IMPACTAR TU VIDA 10 MINUTOS A LA VEZ?

Súbele la prioridad Decide exactamente que quieres hacer con ese tiempo diario cualquiera que sea. Selecciona algo que te apasione y que una vez alcanzado, va a impactar tu vida en gran manera.

Luego define objetivamente tu meta. No basta que sea SMART. Dibújala, visualízala. Y una vez tengas en tu mente la imagen final, imagina algunos pasos intermedios. Por ejemplo, si quieres aprender a hablar italiano y tu sueño es visitar Roma hablando fluidamente con los locales, imagina un primer punto de control ordenando comida en un restaurant italiano dentro de un par de 2 meses. Luego visualízate entendiendo un repertorio de canciones de tu banda italiana preferida en 4 meses, y luego viendo películas sin subtítulos en 6 meses. Este simple ejercicio no solo te muestra el final sino también el camino.

Aprecia los pequeños pasos La vida es una carrera de fondo más que una de velocidad. Es mejor hacer 15 minutos de ejercicios 3 veces por semana que 2 horas seguidas solo los domingos. Lo mismo aplica para estudiar un instrumento musical o un idioma. Subirás más rápido la montaña con pasos cortos y consecutivos que con saltos de garrocha.

Continuando con el ejemplo de aprender desde cero el idioma italiano, si eso te apasiona y va a impactar tu vida notoriamente cuando lo logres, decide que cada pequeño “break” va a ser utilizado para ello. No estoy sugiriendo que no hagas otra cosa ni que no disfrutes a tu familia, pero si aprender italiano es relevante para ti y vale la pena lograrlo, te invito a que uses cada minuto de cada una de esas pausas para estudiarlo ya sea escuchando conversaciones grabadas, viendo videos cortos, escribir un email a tu maestra, crear ayudas nemotécnicas, etc. Además, vas a hacer lo mismo mientras manejas, cocinas, caminas o haces cualquier actividad en piloto automático. Una inmersión dirigida por ti mismo.

Agenda Aunque no puedes anticipar que una reunión terminará antes de lo previsto ni que tu jefe va a cancelar la llamada 5 minutos antes de empezarla, lo importante es tener la flexibilidad, la “cintura” para que ese espacio de tiempo liberado sea asignado automáticamente a tu prioridad. “Agenda” mentalmente tu tiempo decidiendo anticipadamente que las pausas se usarán en tu objetivo y de qué modo lo harás. Planea que harías respecto a tu meta si dispusieras hoy de tiempo adicional no previsto. Define cómo va a ser usado en tu objetivo central.

Just do it (no lo pienses) El principal enemigo de la disciplina es no planear con anticipación las acciones sino reevaluarlas justo cuando llega la hora de hacerlas. Si antes de cerrar la puerta de tu oficina para sentarte a meditar, caes en la trampa de preguntarte si es buena idea hacerlo, conseguirás decenas de excusas para posponerlo. Si le dejas a tu estado de ánimo el decidir al levantarte si vas a entrenar o no, le dejas mucho espacio a la tentación. No puedes decidir si vas a estudiar o no para el examen de tu maestría cuando suena el despertador.

Pero te comparto un secreto: una vez que comienzas la actividad, tu ser responderá a ella. Cuando empiezas a ejercitarte, se activa tu corazón y tus pulmones, y vienen nuevas fuerzas. Cuando comienzas a escribir, orar, leer o estudiar, tu intelecto se enciende así que: actúa sin ánimos hasta que estos lleguen. Quizás suene contraintuitivo, pero ¿no es eso lo que haces todas las mañanas al asearte? ¿Acaso decides cada mañana desde tu almohada si te cepillas los dientes, bañas o te peinas? No, sabes que hay que hacerlo y punto. Cuando suene la alarma no piensesobedece a tus acuerdos, actúa de acuerdo con tus convicciones y sigue biselando ese futuro exitoso que tanto anhelas.

Alterna el espíritu, el alma y el cuerpo Los seres humanos somos tripartitas. Tienes un alma que vive en tu cuerpo, y un espíritu que tiene la capacidad de conectarse al mundo de lo trascendente. Esa alma además se divide en intelecto, emociones y voluntad. ¿Qué implicaciones tiene esto? Que el cansancio en una de estas partes no significa que las otras también están agotadas. Después de un día de trabajo intenso, aunque tu intelecto esté agotado por haber pensado mucho revisando cifras o discutiendo ideas, tu cuerpo físico ha pasado todo el día en una silla y por lo tanto está bien descansado. Puedes irte a correr, a tu clase de crossfit o a pasear porque tu cuerpo está fresco como una lechuga. Ahora bien, ¿qué es lo que te detiene en ese momento? El aturdimiento mental que traes del trabajo. Por eso es necesario romper esa barrera como el cohete para salir de la atmósfera. Una vez pasada esta corta fase, la actividad fluye y el esfuerzo es mínimo.

Igualmente, si te sientes drenado emocionalmente porque has estado escuchando quejas todo el día, no llegues a tu casa a revivir el día con lujo de detalles con tu pareja. No se lo merece. Mejor ponte a practicar tus escalas en el piano, juega ajedrez contra la computadora o termina ese Sudoku que dejaste por la mitad. Te vas a impresionar porque, aunque tus sentimientos están drenados, tu intelecto está fresco.

Y si tu cuerpo está agotado por estar muchas horas de pie en algún evento, toma un tiempo para orar o meditar (espíritu), escribir un poema (alma) o hacer un crucigrama (intelecto).

Para preguntas o sugerencias de temas puedes escribirme a contacto@eduardovillegasoficial.com

También te invito a visitar mi página www.eduardovillegasoficial.com

Deja una respuesta